Los grillos y su orquesta de guitarras,

los saludos de espejo en las estrellas,

el cielo; gigante café tinto:

ahí hay consejos.

De las hojas, los roces tiernos,

vespertino el vaho de la tierra,

el trino de una pupila serena:
ahí hay caminos.

La rizada melena del océano,

el canela silencio acompasado,

del cuyeo lejanos los suspiros:

ahí hay motivos.

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Ciencia, comprensión de lectura y la discreción antes de reproducir algo que nos parece un hallazgo.

(Antes que nada, quizá deberíamos reaprender a entender. La inmediatez de las redes sociales –RRSS- nos ha cegado de la necesidad de tomarse el tiempo para procesar las cosas*).

Sobre la expedición del Mariner 2 en Venus:

«En determinado momento, el Dr. L.D. Kaplan fue interrumpido por los impacientes periodistas; no acostumbrados a lo intrincado de la ciencia, quienes le dijeron algo como «No nos hable de lo tedioso; ¡denos los hechos! ¿Qué tan gruesas son las nubes? ¿Qué tan altas son? ¿De qué están hechas?» Kaplan respondió, muy apropiadamente, que el experimento del radiómetro infra rojo no había sido diseñado para responder esas preguntas, ni lo había hecho. Pero luego agregó algo como «les diré lo que pienso.» Él describió su perspectiva acerca del efecto invernadero, en el que la atmósfera es transparente a la luz visible pero opaca a la emisión infra roja de la superficie, necesaria para mantener caliente la superficie de Venus. No afectaría a Venus porque los componentes atmosféricos parecían ser transparentes en la proximidad de los 3.5 micrones. Si algún absorbente en esta longitud de banda existía en la atmósfera de Venus, la ventana podría atascarse, el efecto invernadero retenerse, y sumar a las altas temperaturas de la superficie. Él propuso que los hidrocarburos serían espléndidas moléculas de efecto invernadero.

Las precauciones de Kaplan poco le importaron a la prensa, y al día siguiente, los titulares en varios lugares de Estados Unidos decían: «Nubes de hidrocarburos encontradas en la atmósfera de Venus por el Mariner 2.» Mientras tanto, en el laboratorio de Propulsión a Jet, diferentes publicistas estaban en el proceso de escribir un reporte de divulgación pública acerca de la misión, conocida en aquel entonces como «Mariner 2: Misión a Venus.» Uno podría imaginárselos en medio de la redacción, revisando los periódicos de la mañana y diciendo: «-¡Mirá! No sabía que encontramos nubes de hidrocarburos en Venus.» Y, sin lugar a dudas, esa publicación cita a las nubes de hidrocarburos como uno de los principales hallazgos de Mariner 2: «En su base, las nubes tienen cerca de 93° C y probablemente están compuestas por hidrocarburos presentes en suspensión oleosa.»


«El Cerebro de Broca.»

-Carl Sagan, 1974.

*Aplíquese a lo que leamos sobre COVID-19 y vacunas. Hay mucho que entender antes de emitir criterios.


P.D. Si pueden buscar literatura de Carl Sagan, ¡háganlo! Ayuda a ver la ciencia de más cerquita, y a entrenar el pensamiento en épocas de noticias falsas y pseudo ciencia. Atención: La pseudo ciencia mata.

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Chubasco

Hoy llueve bonito;

aguacero de verano en invierno pleno,

como reencuentro con ojos conocidos

pero de mirar distinto.

Las gotas -acróbatas del bungee y clavadistas-

vestidas están de música:

son millones de alegres niñas,

zapateando secretos en las piedras,

dibujando de risas, tormentas.

La ternura es de vapor,

queriendo abrazar del cuerpo el frío,

la soledad de los postes de luz,

la cortina húmeda de las ventanas.

Aquel «alto» en la esquina no hace más que confirmar,

que el tiempo corre y no,

y silentes;

en medio de todo lo grande,

somos diminutos eventos que pueden ver llover.

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Más que eBird

La épica de las pequeñas batallas cotidianas, es necesaria para darle sentido a las cosas (Ismael Serrano). Hoy – aunque ínfimo para algunas personas- abracé un “por esto; para esto.”

Damián informó por esa ventana pequeñísima a otros mundos y que llamamos Zoom, que no conseguía abrirse una cuenta para la aplicación de observar aves (eBird). Le dije que no se preocupara, que al terminar la sesión lo revisaríamos. Poco a poco se fueron desconectando las demás personas, y tras revisar contraseñas, nombres de usuarios y otros códigos y claves de éste mundo ¿moderno?, dimos en el clavo. Él estaba contentísimo de que ahora podría compartir sus observaciones de aves con el mundo. En determinado momento, en lugar de compartirme pantalla, Damián abrió su cámara accidentalmente, y por segundos pude observarlo: joven, súper jovencito. No sé con exactitud su edad, sí seguro que no pasará de los trece años -diría, a costo de equivocarme- unos diez. Fueron segundos, pero Damián no sabe, que con esa fugaz aparición, como la de una perseida sobre una costa del Pacífico, me iluminó el rostro. Tan joven, tan comprometido y tan ilusionado. Con tanto afán de aprender, entender, observar y maravillarse. ¿Y yo? Yo simplemente vehículo para una herramienta, una gradita más en una escalera de su camino de descubrimientos.

Las personas que quieren entender la belleza que respira, los colores de las plumas, los altos y bajos en los cantos, me inspiran, pero cuando son niños y niñas, la magia me lleva como una ola, a reposar el corazón en la arena tibia. Ésta es de esas cosas que comparto no porque a alguien le importe…sino porque puede que a alguien le sirva.

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Consejo de un ave

Canta un ave en la cornisa:

me llama a flotar.

Sus alas convocan a vibrar,

su vuelo es corolario a sentir.

Dulce cascada, su trino.

Un rayo tibio en la hojarasca tropical.

Una explosión de esporas fúngicas;

cada una ciudad miniatura de un secreto de luces.

«-Mira-mis-ojos», parece decirme.

Me aconseja que SEA,

me lleva al celeste- atmósfera.

Respiro.

Trance.

Silencio.

Me lanza al vacío con los brazos dehiscentes,

acunando organismos invisibles

más antiguos que las letras.

Caída libre hasta las ramas de un roble,

donde mil aves más germinan,

desde sus semillas que dormían,

a la espera de un cantar.

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Áurea

Tres,
cinco,
ocho:
las curvas del caracol
hacen parecer a Fibonacci
una canción de cuna y amor;
las hojas buscando al sol,
como practicando Tai chi,
como disfrutando el calor.
En medio de preguntas que nadie se hace:
-¿cuántas liebres golpean el suelo al tiempo?
-¿trece? ¿veintiuno? ¿treinta y cuatro?…
su primer suspiro es un salto al mundo.
El girasol sigue dibujando amaneceres,
aún a media noche no se apaga.
Una espiral dorada,
es su paciencia ansiosa de luz.

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Every Egg

  • Tanto EPI Costa Rica como la Pacuare Reserve / Reserva Pacuare han sido determinantes para mí; fundamentales para algunas de las decisiones de vida más importantes que he tomado…y no sólo para mí: sé de múltiples muchachos y muchachas a las que este sitio les ha marcado la vida. He visto cómo se ilusionan la primera vez que ven una imponente tortuga baula, cómo aprenden a hacer investigación, cómo se aprecian más así mismos y descubren una serie de habilidades que tal vez antes no habían tenido la oportunidad de descubrir. EPI y la Reserva Pacuare, además de proteger una amplia variedad de vida silvestre y mágicos paisajes, es un lugar que alberga y cultiva grandes experiencias y maravillosas personas. En Reserva Pacuare se siembran curiosidad, pasión, empatía, compromiso y vocación, ¿y saben qué es lo mejor? La cosecha es para EL MUNDO (la naturaleza no conoce de fronteras, y cómo lo venimos viendo estos días). HOY, Pacuare Reserve y EPI necesitan apoyo para continuar con su valiosa misión, por qué los ciclos de la naturaleza y las amenazas que los rompen siguen a pesar del COVID-19; a pesar de que no se puedan recibir grupos ni visitantes ahorita. Es por eso que les pido, en la medida de sus posibilidades colaborar con la siguiente campaña: https://charity.gofundme.com/o/en/campaign/everyegg

    Si ese enlance no les funciona, también están estas alternativas:

    Yo me Uno de BAC Credomatic (plataforma disponible solo en español): donaciones con tarjeta de crédito y/o débito en colones o dólares y desde cualquier parte del mundo: https://yomeuno.com/costa-rica/organizaciones/ecology-project-international-y-reserva-pacuare?fbclid=IwAR0Jg0RZM4jVBjVVRONzWreiVQy1SHVL6KP-8sHRcpJtTKJPdFX7N0tBo3A

    Transferencia bancaria a las cuentas de EPI.

    Vía Paypal (Link está habilitado en las páginas de EPI y Reserva Pacuare).

    ¿Quiere saber más de EPI, de por qué es tan importante? ¡Avíseme! Con gusto le cuento.



P.D. Las fotos son de cuando estaba en el colegio, unos de mis recuerdos más valiosos.

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A Luciano Capelli

Quizá montado en una luciérnaga,
volando entre voces de coyotes.
En la frente de un colibrí quizá,
a veinticuatro-mil cuadros por segundo.

Quizá en el mirar de un sabanero,
el tan-tan de un calypsonian,
o un “click” fugaz persiguiendo
la risa de algún mocoso.

Lo que sí es que lo vi,
en la tarde de luz rosada y nubes,
cuando el valle completo era acunado
por las montañas azules.

Lo vi en una bandada de aves infinitas
que volaron en todo el país al tiempo.
Lo escuché silbando en las palmeras,
en los guanacastes,
y en un corteza amarillo:
“-Ciao Pichi, ¡qué tipa!”

La gente que así sonríe,
es más extensa que el cielo:
se asoman en un café negro,
en el baile de un Toledo.

Y cantando, y viviendo;
siempre viviendo,
parece sonar a lo lejos:
“-Ya yo me voy para Cañas Dulces,
donde se cosecha muy bien el frijol…”
…¡Amigo, buen vuelo!

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Spuma

De tibia caliza, un lecho;

es su espalda en mi pecho.

De sus manos, la marea:

dibuja, perfila, y deshace

mi carne en bahías y fiordos,

la fuente donde oculto nace

un volcán submarino,

las termales de la piel,

una veta violenta como un suspiro.

Ahoguémonos de tiempo,

sigamos trizando relojes de arena;

siendo este paisaje de pálpito de olas,

piernas pintadas de sal,

y labios de bruma marina.

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Tandém.

Pañuelos de espuma cobijan

los sueños maternos

de viajantes antiguas.

Secan los ojos negros del mar,

que suele llorar despedidas.

Vueltos orquesta,

afinan mis latidos:

¡Silencio en las piernas!

En la arena me arrullo,

Diminuta e inexperta.

Mil aldeas lejanas son mi techo,

mil antorchas flamean a sus puertas.

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